4 de octubre de 2010

El Arquetipo Cristiano



La Iglesia comprende la vida de Cristo, de un lado, como un misterio hístorico, y de otro, como un misterio eternamente existente. Esto se hace es especial notorio en la doctrina del sacrificio de la misa. Desde un punto de vista psicológico, cabría interpretarse así esa concepción: Cristo vivió una vida concreta, personal y única, que en todos sus rasgos esenciales tenía a la vez carácter de arquetipo. Este carácter reconósece por las múltiples relaciones entre los detalles biográficos y temas místicos de amplia difusión. Tales relaciones innegables explican por qué la investigación de la vida de Cristo choca con tantas dificultades en su empeño de extraer de los relatos de los Evangelios una vida individual despojada del mito. En los propios Evangelios los relatos de hechos, la leyenda y el mito hallánse entrelazados en un todo que precisamente constituye el sentido de los Evangelios. Este carácter de totalidad se pierde tan pronto se intenta separar con el escalpelo crítico lo individual y lo arquetípico. La vida de Cristo no es ninguna excepción, pues no pocas figuras históricas han realizado de modo más o menos patente el arquetipo de la vida heroica con sus eripecias características. Pero, inconscientemente, también el hombre común vive formas arquetípicas que solo a causa del general desconocimiento psicológico no se hacen más visibles. Aún los fugaces fenómenos oníricos transparentan a menudo una formación claramente arquetípica.En rigor, todos los sucesos psíquicos se fundan en el arquetipo y están entretejidos con él de tal suerte que, en cualquier caso, requiérese un notable esfuerzo crítico para deslindar con segfuridad el tipo y lo que se da una sola vez. De ello resulta que, en definitiva, toda vida individual es al ropio tiempo la vida del éon de la especie. Lo individual es en todos casos "hístorico" por hallarse rigurosamente vinculado con el tiempo. En cambio, la relación entre tipo y tiempo es indiferente.Pues bien, siendo la vida de Cristo en alto grado arquetípica, en igual medida representa la vida del arquetipo. Pero como el último constituye el supuesto inconsciente de toda vida humana, su vida evidente revela también la vida fundamental, secreta e inconsciente de todo individuo, o sea, que lo que acontece en la vida de Cristo se da siempre y por todas partes.

Carl Gustav Jung, "Psicología y Religion" (Buenos Aires, Paidós 2008) pp. 142-143

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